Los alimentos saludables bajos en grasas, sodio, colesterol y ricos en vitaminas esenciales ayudan a que nuestro organismo funcione correctamente. Las personas que se alimentan de forma saludable y no tienen sobrepeso presentan menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, a corto y a largo plazo.
Por lo tanto, tener una alimentación desequilibrada tiene una relación directa con la obesidad, diabetes, hipertensión, etc.
Nuestra alimentación tiene que ser rica en variedad de alimentos, es decir, no consumir siempre las mismas frutas o las mismas verduras. No os olvidéis de ingerir 5 piezas de fruta y verdura al día (al menos una tendría que ser cruda) y limitar bastante el consumo de azúcar y sal en los platos. En su lugar, podéis utilizar hierbas aromáticas o especias.
Realizar 5 comidas al día en pequeñas cantidades y respetar los horarios de las comidas también debería ser nuestra prioridad.
Como os he dicho, es importante evitar o moderar el consumo de grasas saturadas, porque nos aumentan el colesterol, y si sois de comer carne, escoged preferiblemente las carnes blancas y magras.
Las técnicas culinarias más adecuadas son las que menos grasas aportan grasa a los alimentos: hervido, al vapor, escalfado, horno, plancha, rehogado y papillote. Por lo contrario, los fritos, rebozados, empanados, estofados y guisos es mejor moderarlos.
¡No os olvidéis de beber unos 2 litros diarios de agua! Y de abandonar los hábitos tóxicos que ponen en riesgo nuestra salud aunque comamos sano: tabaco, drogas, alcohol, etc.
Recordad que para tener una mejor calidad de vida hay que evitar el estrés. Seguro que si seguís estos consejos, lograréis sentiros mejor con vosotros mismos.
