Para adelgazar o para no engordar, solemos pensar que no tenemos que comer nada de grasas, pero es importante distinguir las grasas “buenas” de las que son “malas”.
Las grasas malas son las trans artificiales, mientras que las buenas son las monoinsaturadas y poliinsaturadas. Las saturadas son aquellas que no son malas pero no debemos consumir en exceso.
Saturadas: son las grasas que encontramos en la mayoría de productos cárnicos, lácteos y alimentos horneados.
Trans: estas hay que intentar evitarlas, y son las que se encuentran en la bollería, pizzas y platos preparados que tienen “grasas parcialmente hidrogenadas”.
Monoinsaturadas: son las que debemos ingerir, y son las que nos aportan el aceite de oliva, los aguacates, las avellanas o las almendras.
Poliinsaturadas: estas las encontramos en el aceite de girasol, de maíz y en el omega 3 del pescado azul y las semillas de lino (sardina, salmón…)
Tenemos que seguir comiendo a base de hortalizas, frutas, cereales y legumbres. Pero eso sí, debemos incluir alguna grasa de las denominadas “buenas”, como las procedentes del aceite de oliva, frutos secos o pescados azules (mono y poliinsaturadas).
Si realizamos una dieta para adelgazar o estamos vigilando lo que comemos, nuestra alimentación estará entorno a las 1500 – 1800 kcal, por lo tanto, tenemos que ingerir unos 55 gramos de grasa al día, de los cuales 30 g deberán ser de grasa monoinsaturada (4 cucharadas de aceite de oliva o un puñado de frutos secos), 15 gramos de poliinsaturada (125 gramos pescado azul) y 10 gramos de saturada (un vaso de leche entera).
