Para elaborar cualquier masa, ya sea pan o repostería, necesitaremos una o varias harinas sin gluten. Existen diferentes tipos en el mercado, y cada una de ellas va a tener sus propias características en cuanto a sabor y capacidad de absorción de agua. Por ello, no es extraño necesitar más agua al preparar una masa sin gluten que con las harinas convencionales.
Harina de amaranto. Tiene cierto sabor a frutos secos.
Harina de alforfón o trigo sarraceno. Presenta un sabor fuerte.
Harina de mijo. Sabor más dulce y aromático. Presenta gran capacidad para retener gases en su interior (elevarse), y necesita mucha agua.
Harina de castaña. Sabor intenso, ligeramente amargo.
Harina de garbanzos. Cierto sabor a frutos secos.
Harina de maíz. Se usa mucho en repostería, y aporta un ligero color amarillo a la masa.
Harina de quinoa. Tiene un ligero sabor a frutos secos. Es una harina con mucho contenido en almidón.
Harina de arroz. Muy empleada debido a su sabor neutro.
Harina de avena. Suele emplearse en la elaboración de pan por su sabor, pero hay que asegurarse de que no contiene gluten.
Harina de teff. Ligero sabor dulce con un toque de frutos secos.
Mezclas de harinas sin gluten. Lo podemos encontrar en muchos supermercados y herbolarios bajo el nombre “preparado panificable sin gluten”. Estas mezclas presentan, además de diferentes harinas sin gluten, componentes aglutinantes y espesantes para garantizar una óptima capacidad de cocción.
Teniendo en cuenta estas propiedades de las distintas harinas, haremos combinaciones u otras, para predominar unos sabores sobre otros.
¿Cuál es tu favorita?