Como consecuencia del abuso que ha habido de alimentos ultraprocesados (los dulces, la bollería, las chucherías…) el azúcar se ha convertido en el elemento principal de nuestra dieta. Por eso nos aparecen antojos por el dulce, ya que al comer azúcar se activan sistemas de recompensa mucho más fuertes que los que provoca, por ejemplo, una pera. Porque a pesar de ser dulce, ya no nos resulta suficiente.
Yo no soy partidaria de eliminar por completo el azúcar, porque entiendo que una prohibición siempre induce a un deseo. Cuando sabes que no puedes tener algo es como que lo quieres todavía más, y esto puede ser contraproducente. Yo creo en un estilo de vida saludable que forme el 80% de nuestra semana. Ese 20% pueden ser caprichos, más o menos saludables, con más o menos azúcar, pero caprichos, y es un porcentaje que no afecta para nada a ese 80%.
Tomar azúcar durante mucho tiempo altera las células que producen insulina y, como consecuencia, aparece la diabetes. Si queréis reducir el consumo de azúcar, lo primero que hay que hacer es eliminar de casa todos o casi todos los productos procesados que sabemos que no son sanos.
Si los eliminamos de casa y no los compramos o compramos con moderación, no vamos a tener ese debate interno sobre si comerlos o no, sobre todo cuando estamos estresados o nerviosos por algo. Pensad que el estrés y el nerviosismo nos lleva a que las hormonas que controlan la sensación de apetito se alteren, por lo que es importante estar descansados, relajados y dormir lo suficiente para regularlas. Las personas estresadas (y por lo tanto, tienen mayor nivel de cortisol, la hormona del estrés) son las que más antojos presentan por los productos ultraprocesados, y ocurre con mayor frecuencia en las mujeres.
Así que hay que apostar por mantener ese equilibrio, y que el 80% de nuestras acciones se encaminen a un estilo de vida saludable. Reducir al máximo los ultraprocesados que tengamos en casa, e intentar apostar, siempre que se pueda, por dulces saludables hechos por nosotros mismos ☺
